martes, 21 de mayo de 2013

CONCLUSIONES

“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”- Jorge Luis Borges-



En el proyecto realizado, fue posible analizar a la calavera garbancera, palabra con la que se conoce a las  personas que siendo sangre indígena pretenden ser europeos, así fueran españoles o franceses y renegaban de su propia raza, herencia y cultura. Esto se hace notable en la imagen histórica que posteriormente, da paso a la catrina; ésta no tiene ropa, sino únicamente el sombrero, ejecutándose como  crítica a muchos mexicanos que son pobres pero que aun así quieren presentar un estilo de vida europeo que no les corresponde.





En México se cree que la muerte, pero más específicamente la memoria de los fieles difuntos da un sentido de identidad ayudando al ser humano a arraigarse a su cultura y a su comunidad. Esta conspicua y perenne compañera se asocia paradójicamente con el placer de vivir ante la inminencia de la muerte.
La catrina con su traviesa sonrisa, invita a asir el momento y a través de la  música y la danza encontrar el sentido de la vida. Su doble identidad permite recordar que la vida es aquí, ahora y eternamente, como la música y las artes.


Las diversas manifestaciones, en las que se da a conocer la catrina, representan la interpretación de la cotidianidad de la sociedad de aquella época. Calaveras vestidas con ropas de gala, bebiendo pulque, montadas a caballo, en fiestas de la alta sociedad o de un barrio, son iconos para retratar la miseria, los errores políticos, la hipocresía de una sociedad. Por esta razón  se finiquita diciendo no hay que negar a la esencia de la catrina, porque  no solo se muere en cuerpo, sino también de espíritu; contemplar la muerte es asimilar las falencias y descubrir las oportunidades que quizás estarán en nuestro diario vivir.



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