martes, 21 de mayo de 2013

RESEÑA HISTÒRICA

En el siglo XIX y principios del XX, durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, los dibujos de cráneos y esqueletos acompañados de textos que criticaban de forma burlona la situación del país, así como a las clases privilegiadas, se volvieron populares entre la población y se empezaron a reproducir en periódicos llamados de combate


Calaveras fumando, bebiendo, en fiestas, ricas o pobres, todas retrataban los errores políticos y la sociedad, así nació La Catrina, personaje que fue bautizado originalmente como La Calavera Garbancera. Su primer nombre surgió cuando Guadalupe Posada realizó un grabado en metal para criticar a quienes eran conocidos precisamente como garbanceros, es decir, personas que teniendo sangre indígena pretendían ser europeos, renegando así de sus raíces y de su cultura.
La calavera de Posada no tenía ropa, sólo un sombrero, así, el autor criticó a aquellos que querían aparentar un estilo de vida que no les correspondía.
 La obra de este ilustrador influyó en artistas como Diego Rivera, quien le dio a La Catrina el nombre y la forma con que hoy se le conoce, pues fue el primero en pintarla vestida dentro de su mural “Sueño de una tarde dominical” en la Alameda Central, arropada como una dama elegante, con un estilo clásico de la aristocracia de fines del siglo XIX y principios del XX.

El nombre de Catrina, proviene de la palabra ‘catrín’, sinónimo de elegante, distinguido, bien vestido, fino, sofisticado y otros adjetivos con que el pueblo denominaba a las clases privilegiadas de entonces.

Fue hace más de 35 años cuando el escultor Juan Torres creó a la primer Catrina tridimensional de barro al interior de un humilde taller en la tenencia de Capula. El artista moreliano afirma que su llegada a la comunidad significó un reencuentro consigo mismo, pero que nunca pensó que la aportación de su obra sería también la evolución de la propia identidad de la comunidad. Por este motivo, los alfareros de Capula, quienes encontraron en la Catrina de barro una figura icónica, presente en las obras, festejos y verbenas, dieron a conocer su representación ante el mundo y a su vez, la convirtieron en nueva forma de generar ingresos para los artesanos.

Sylvia Ji es a la vez contemplativa, espiritual, enigmática, pero caprichosamente divertida   artista, que a la par con Juan Torres, la belleza que emerge como la característica que define su arte refleja una extensión de sí misma, un reconocimiento apasionado de simple placer estético que  fusionó con el tema íntimamente complejo de la catrina y con  la cultura que se vive en México



Con el paso del tiempo, la catrina se ha convertido al ojo del folklore mexicano como la representante de la muerte especialmente para la celebración del día de los difuntos.  Es parte de la cultura mexicana burlarse de las seriedades, y el día de muertos es el mejor ejemplo de esto. Para dicha celebración se puede encontrar a la catrina con distintos atuendos dependiendo del lugar en que se encuentre y del difunto a quien se esté homenajeando. Por ejemplo, en un altar de muertos de una maestra, probablemente se encontrará a la Catrina disfrazada de maestra. Siendo consecuente con lo mencionado, es necesario resaltar a John Karpinsky, quien se hace llamar “Captain Magnificent” describiéndose a sí mismo como un ilustrador excéntrico y a quien le encanta traer a la vida todo lo que su cerebro se imagina. Realiza así pues, una serie de retratos llena de arte y de una gran armonía en los colores. 




Algunas personas, al ver una imagen o escultura de la catrina expresan sentir miedo y no atreverse a tener algo así en sus casas, sin embargo, esto habla sobre una falta de cultura en la sociedad mexicana pues la relacionan directamente con la muerte olvidando su verdadero origen.  Erudición que Bertha Sandoval decidió emprender al observar que la catrina es una representante de la muerte muy mexicana y  que solo pocos extranjeros la conocían.

Creada hace 100 años, esta mujer flaca y vestida con ropas ostentosas sigue siendo vigente. Cada imagen de los artistas mencionados en el transcurso de la presente reseña, manifiestan a través de la catrina, ese imaginario popular que a lo largo de los años se ha re-contextualizado y que en base a este icono, se da a conocer sea en pinturas, murales, esculturas, atuendos e incluso en medios audiovisuales, la forma en que los Mexicanos perciben el  vivir y  la importancia de  aprovechar cada instante de la vida.



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